Montó en Ginebra la primera banda de jazz de Europa en la que solo tocaban mujeres, a través de la que conoció a Monsieur Choffat, quien le pidió matrimonio.

Aurora Bertrana vio una oportunidad en la Polinesia donde vivirían de 1.926 a 1.929 desde donde comenzó a enviar unas crónicas que los lectores catalanes devoraban.

En los años 30, Aurora Bertrana desafió la norma de viajar sin marido, un padre o un hombre que la protegiera. Le bastó su cuaderno de notas y una cámara fotográfica para viajar a Marruecos.

Cuando estalló la Guerra Civil, Aurora siguió participando en la vida pública y en los círculos literarios en defensa de la República. Mientras tanto, Monsieur Choffat se pasó a la zona nacional llevándose con él a su antigua secretaria.
En 1938 Aurora emprendió sola el exilio, primero a Suiza y después a Francia.
Unos días antes, sospechando las intenciones de su marido, Aurora viajó a su ciudad natal donde escondió toda su fortuna en un lugar seguro, dejando pistas por toda la ciudad para que si ella no podía regresar, pudiese localizarla algún familiar o amigo de confianza.