El jamón ibérico, presentado en tres cortes diferentes, añade un valor excepcional a la experiencia. Cada corte revela texturas y matices únicos, permitiendo apreciar cómo el arte del corte influye directamente en la percepción del sabor. Una auténtica joya gastronómica de nuestra tierra.

El recorrido continúa con dos tipos de queso de gran calidad, seleccionados para realzar la armonía con los vinos. Además, la incorporación de flores comestibles introduce un elemento sorprendente que aporta frescura, color y un toque innovador a la cata, convirtiéndola en una experiencia sensorial completa.

El oro líquido andaluz también forma parte de esta experiencia. Se incluyen dos aceites de oliva con perfiles distintos, que permiten apreciar la versatilidad de este producto esencial en la gastronomía mediterránea. Como acompañamiento, se incorpora un vinagre de Montilla Moriles, reconocido por su intensidad y carácter, ideal para realzar sabores.

Para completar la experiencia, se ofrecen regañás crujientes, un clásico de la tradición cordobesa. Estas aportan el equilibrio perfecto en cada combinación, realzando los aromas y sabores de todos los productos presentados. Una cata llena de contrastes que refleja la riqueza gastronómica de Córdoba en cada detalle.