Para potenciar cada nota de los vinos, la cata se acompaña de 4 quesos artesanales. Elaborados en la región, estos quesos aportan diferentes texturas y sabores que armonizan con los vinos escogidos. Desde variedades suaves y cremosas hasta quesos curados de sabor más intenso, el maridaje alcanza un equilibrio perfecto que realza cada sorbo.

Como acompañamiento imprescindible, la experiencia incluye regañás crujientes, un clásico de la gastronomía andaluza. Este pan fino y horneado resalta los matices de los vinos y los quesos, aportando un contraste ideal en cada combinación. Sencillas y tradicionales, las regañás completan la degustación con un guiño a la cultura local.

La cata se desarrolla en un entorno que respira historia y autenticidad. Córdoba, con su patrimonio cultural y su atmósfera única, se convierte en el lugar perfecto para disfrutar de un momento especial. Entre calles con encanto y espacios acogedores, el ambiente favorece la calma y la conexión con los sentidos.

Cada vino, cada queso y cada detalle gastronómico convierten esta actividad en una experiencia que deja huella. El equilibrio entre tradición y sabor asegura un recuerdo inolvidable de Córdoba, donde la enología y la gastronomía se funden en un maridaje excepcional.